Capital Privado para Particulares

Existen ocasiones en que las personas se ven en serios aprietos económicos y su única opción es acudir al capital privado. El capital privado posee ventajas e inconvenientes, para la mayoría de expertos financieros posee más de los segundo que de lo primero. Como principal aliciente para decantarnos por el capital privado, es la posibilidad de obtener dinero a pesar de encontrarnos es una situación difícil. Puede que estemos inscritos en las listas de morosos oficiales, RAI y ASNEF, o que estemos en una situación de embargo, o incluso aún peor llegando a la situación de subasta de nuestros propios bienes embargados.

Para todas esas situaciones como para aquellas que no sean tan extremistas, existe la posibilidad de encontrar a algún prestamista dispuesto a concedernos un préstamo de capital privado. Frente a estas ventajas de disponibilidad, encontramos el gran inconveniente que suponen los capitales privados, el alto tipo de interés. Referente a esto último podemos afirmar que en la mayoría de las ocasiones los prestamistas de capital privado imponen unos tipos de interés excesivos a los prestatarios. La razón fundamental que alegan es que están prestando capital a personas altamente riesgosas, personas que están en su mayoría en situaciones económicas extremas y en las que el riesgo de impago es muy elevado. Por tanto para contrarrestar ese riesgo la mejor forma según ellos es imponer unos intereses altos que en muchos casos llegan a ser muy altos.

Última salida, ultima oportunidad, si se escapa suponer seguir circulando la vía del “no retorno”. De esta manera tan literaria podríamos comenzar a describir lo que supone el capital privado para los particulares. En determinadas circunstancias de la vida, surgen proyectos e imprevistos económicos que llevan a los individuos a solicitar capital prestado de las entidades financieras. Por lo general y siempre que se cumplan unos requisitos, los bancos suelen conceder dichos préstamos (con la actual situación de crisis en España se complica la concesión de este tipo de préstamos). En las ocasiones en las que no se conceden estos préstamos, existe una fuente de financiación para los particulares muy cómoda de obtener, que exige menos requisitos pero que supone unos serios inconvenientes. Principalmente, el mayor inconveniente que suponen los préstamos de capital privado es su alto interés. Este tipo de interés tan elevado es justificado por los prestamistas (aquellos que prestan el dinero) mediante la explicación de que le ceden el dinero a unos prestatarios (aquellos que reciben el dinero) que suponen un serio riesgo de impago.

Es cierto que supone una cómoda válvula de escape para muchas personas en situaciones económicas extremas que han visto como su entidad financiera de toda la vida les rechaza su solicitud de préstamo personal. En otras ocasiones el problema que surge con el capital privado es el siguiente, determinadas personas ven como su petición de préstamo le es concedido por su entidad financiera y pasado un tiempo llega un día en el que el prestatario no se puede hacer cargo de la cuota. Tras un proceso judicial se llega a la situación de embargo de sus bienes y si no se detiene el proceso se comienza posteriormente con la subasta de sus bienes para hacer frente al pago de la deuda contraída con la entidad financiera. Para estas ocasiones el capital privado también es una opción, podríamos afirmar que la única opción para tratar de salvar sus bienes de las tan temidas subastas y recuperar lo embargado. El problema de esta situación es que los clientes que opten por el capital privado en este tipo de situaciones están contrayendo una nueva deuda con el prestamista privado, el cual les impondrá un tipo de interés elevadísimo.

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